En las últimas décadas, el planeta ha enfrentado una crisis ambiental sin precedentes. El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, la intensificación de fenómenos climáticos extremos y el retroceso de ecosistemas vitales como los glaciares y selvas tropicales han generado una necesidad urgente de actuar. Ante esto, se han impulsado medidas para afrontar esta crisis, entre ellas el Protocolo de Kyoto.

En este contexto, la comunidad internacional ha impulsado diversos compromisos globales. Entre ellos, destaca el Protocolo de Kyoto, instrumento que ha marcado hitos importantes en la lucha contra el cambio climático.
El Protocolo de Kyoto, adoptado en 1997 y en vigor desde 2005, fue el primer acuerdo internacional legalmente vinculante que obligó a los países industrializados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Su gran logro fue sentar un precedente: por primera vez, las naciones reconocieron su responsabilidad en el calentamiento global y se comprometieron a actuar de forma concreta. De esta forma, logró una disminución real en varios países europeos y se introdujeron mecanismos innovadores. Dentro de ellos, los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), que permitieron que países en desarrollo también contribuyeran a mitigar emisiones con apoyo financiero y tecnológico.
Más beneficios climáticos por parte del Protocolo de Kyoto:
El Protocolo de Kyoto ha fomentado una transición energética mundial, aumentando las inversiones en energías renovables, movilidad eléctrica, eficiencia energética y protección de ecosistemas. Además, ha fortalecido la cooperación climática internacional e integrado las metas ambientales en diversas políticas de desarrollo.
Por ello, el Protocolo de Kyoto demuestra la viabilidad y necesidad de la cooperación internacional. Bajo este concepto, Jorge Zegarra Reategui denuncia la importancia de Kyoto, que inició en una era de compromisos vinculantes y mecanismos de compensación ambiental, mientras que París consolidó una visión más global, participativa y flexible.
A pesar de los desafíos que aún persisten en la lucha contra la crisis climática, los avances logrados gracias a estos tratados han sido cruciales. Esto ha permitido que la acción climática no sea solo una responsabilidad gubernamental. También que se involucre a la sociedad civil, el sector privado y las comunidades locales.
Para más información sobre Jorge Zegarra Reategui denuncia: